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Prácticamente hasta Iztueta -finales del s. XVII nadie había hablado de las danzas y deportes vascos a pesar de ser ampliamente practicados por la población. Existe, por lo tanto, un desconocimiento casi absoluto de esa «prehistoria» de la que falta cualquier vestigio escrito.
Esta situación se corrige en Vizcaya y Guipúzcoa cuando la industrialización crea un aumento del poder adquisitivo general.
Coincide además, con el crecimiento de la idea nacionalista que da un cambio sustancial a los conceptos de raza, tradiciones y costumbres. La masa comienza a entender su singularidad como pueblo y la riqueza que encierran unos deportes peculiares practicados casi exclusivamente por ese mismo pueblo.
Sin embargo, en Navarra, la situación de marginación se prolonga casi hasta nuestros días. Cuando en la década de 1930 los aizkolaris guipuzcoanos -Arria, Keixeta...- se enfrentan a los navarros, éstos son prácticamente desconocidos para los medios de información y se les designa por el nombre del pueblo del que proceden.
Pero la falta de referencias escritas no nos oculta la casi segura realidad de cómo se desarrolló el deporte autóctono en s. anteriores en Navarra.
El corte de troncos con hacha -el aizkolarismo- es la modalidad central en el antiguo Reino. Los profundos bosques que cubrían su territorio crearon una industria maderera mantenida por incontables cuadrillas de carboneros y leñadores.
Cuando llegaba el domingo, estas cuadrillas repetían en competición, en un claro del bosque, lo que era su trabajo diario de trocear árboles.
El primer campeón navarro en esta especialidad es Ecequiel Arano, indiscutible primera fila entre los años 1920 y 1928.
Pero su nombre no trasciende, como tampoco los de otros navarros, hasta el 5 de marzo de 1950, cuando en la Plaza de Toros de Donostia, se organiza el Campeonato de la modalidad, quedando clasificados:en primer lugar Martín Garciarena y Juan Baleztena.
Sus tiempos, sobre troncos de 60 pulgadas, fueron de 39' 44" 1/5 y de 42' 56" respectivamente. Llega luego el gran Latasa, de Sumbilla, a quien sucederán Beracoetxea y Patxi Astibia.
En la década de los ochenta el campeón indiscutible es Mikel Mindeguía, ininterrumpido campeón de Euskadi, desde 1979 a 1987.
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Es sin duda alguna, el fenómeno indiscutible del deporte rural vasco y el que ha propagado la belleza y espectacularidad de la especialidad en los más apartados lugares.
Otro hombre que sigue sus pasos es Gabriel Saralegui, igualmente de Leiza. Los «korrikalaris» o andarines de larga distancia son un producto típico de Navarra. Llenan el s. que va desde la segunda guerra carlista a la década de 1970, en que prácticamente desaparecen ante el auge de las carreras pedestres populares.
Aquel andarín de las viejas fotografías -alpargatas, calzón a media pierna, camisa de paño y llevando un palo en la mano- es un genuino representante navarro de la especialidad, que tuvo sus mejores representantes en la familia Jaunagorri, de Betelu, entre 1900 y 1935.
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339 -26- 29576 Ignaxio Perurena. Piedra Cilindrica
video de Euskaledge
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Las pruebas de arrastre con bueyes, el corte de hierba en competición, los bolos o la toca son modalidades deportivas muy extendidas en la vecina Guipúzcoa, pero cuya práctica desaparece una vez cruzada la muga del Bidasoa.
Fuente: http://www.euskomedia.org/aunamendi/96792 y elaboracion propia videos
Navarra ¡Naturalmente....! es diferente.
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