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jueves, 19 de noviembre de 2009

26 Anastasio Ochoa "Tasio" Carbonero. Un héroe anónimo de Zuñiga, de Navarra Naturalmente

Anastasio Ochoa, Tasio, el héroe anónimo



  • La Academia celebra los 25 años de la ópera prima de Montxo Armendáriz
  • Una exposición fotográfica recuerda a los protagonistas del rodaje

Anastasio Ochoa fue un héroe anónimo hasta que se topó con Montxo Armendáriz, un joven cineasta que, en 1981, se empeñó en realizar un documental sobre uno de esos oficios a punto de desaparecer, el de los carboneros. Hoy sólo quedan seis carboneras en Navarra. Aquellas imágenes se convirtieron en la esencia de la ópera prima del director navarro.

En 1984 Tasio revolucionó las tripas y el alma de los críticos en el Festival de San Sebastián. Su canto a la libertad, su reflejo de una vida primaria, de una existencia sin aditivos, el regreso al universo rural, así sin más, le reportó la Concha de Plata de aquella edición.

Han pasado 25 años y desde el 10 de noviembre al 18 de diciembre la Academia de Cine alberga una exposición en homenaje a todos los que participaron de su historia. Fotografías del rodaje realizadas por José Luis López-Linares, paneles explicativos de la obra de Armendáriz y de Elías Querejeta, productor de la película, y una maqueta de la carbonera en torno a la que gira el argumento de la película, integran esta muestra organizada por el Instituto Navarro de las Artes Audiovisuales y la Cinematografía (INAAC).

Tasio murió hace 20 años en el monte. Murió libre tal como vivió, amarrado a la Naturaleza, a ese rincón que le hacía sentirse único. Nació en Zúñiga, una hermosa aldea Navarra, con 16 años armó su primera carbonera, cazador y pescador furtivo, para sacar adelante a su familia, no se dejó corromper por nada ni por nadie. Uno a uno fue perdiendo a sus seres queridos hechizados por el progreso, la ciudad o la buena vida. Él, fiel a sus principios, se mantuvo firme, su sitio estaba en el monte.

Montxo Armendáriz recuerda con admiración al locuaz Anastasio Ochoa: "Me pareció un personaje representativo de todos esos héroes anónimos que luchan por aquello que creen y por aquello que piensan que deben defender", ha confesado en más de una ocasión.

Seducido por el carbonero, Armendáriz preparó un proyecto que se pasó un año dando vueltas de productora en productora. ¡Quién era el valiente que se atrevía a encabezar una película tan simple y tan compleja a la vez! Una historia en principio poco atractiva, que hablaba de un oficio en peligro de extinción, de un señor que andaba perdido en el monte... Hasta que un amigo le dio un consejo: "Vete a ver a Elías, que está tan loco como tú". Armendáriz y Elías Querejeta conectaron, cerraron el proyecto en julio de 1983 y empezaron a rodar en la primavera de 1984.

Armendáriz se enfrentó a esta cinta con la intención de "recuperar a esas personas no viciadas por nada, que viven una existencia silenciosa y que hacen de la libertad, del amor a las cosas sencillas, del paisaje y de las formas más elementales de la vida, la razón de su propia existencia".

Así pues, se enfrentó un trabajo sin alardes cinematográficos, simplemente se centró en una serie de panorámicas que enlazaban el horno donde se prepara el carbón vegetal y el bosque, los dos polos que centraron la existencia de Tasio.

Armendáriz mostró los hechos de su vida, cotidianos o dramáticos (la caza de un jabalí, la enfermedad de la mujer, la rivalidad con el guarda) en forma de elipsis, distanciados del presente del personaje. Durante los 95 minutos de metraje, los escuetos diálogos rezuman una emoción contenida que explota al final cuando la hija va a casarse y le pide a su exhausto y fatigado padre que se vaya a vivir con ella a la capital. Por supuesto, Tasio se quedará en el monte.



Fuente: El Mundo.es

Milagros Martín-Lunas



Navarra ¡Naturalmente....! es diferente.










Ven a descubrirla. Te sorprenderás.


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